Hay situaciones como la poca actividad solar y la transición a un estado de Niña que contribuyen a una disminución en la evaporación en los océanos y a la falta de humedad en la atmósfera. Ello genera escasez de precipitaciones nivales en la cordillera. Esto lo explica el doctor ingeniero Oscar Dölling, de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ. “Sólo existen las masas de hielos permanentes que por su condición no aportan al escurrimiento del Río San Juan, excepto en caso de un evento de calentamiento anormal de la atmósfera o se realice su destrucción artificial”, asegura el investigador.

Sigue la sequía en la provincia de San Juan. Ya se sabe que el ciclo 2020-2021 será un régimen hidrológico pobre. Dölling señala que esto se debe a dos causas principales: “El fenómeno del Niño está en proceso de atenuación, esto es, en estado ‘neutro’ y en transición hacia un estado de Niña (merma de precipitaciones). Esto implica que los vientos alisios se están intensificando y el Pacífico en su zona Ecuatorial se está enfriando”. Luego agrega: “Sumado a esto estamos en un año de muy poca actividad solar (número de manchas solares) y por lo tanto la energía solar incidente es mucho menor que otros años, es decir que ha disminuido en unos 0.25 Wattios por m2. Ambas situaciones contribuyen a la disminución de la evaporación en los océanos y, por tanto, a la falta de humedad en la atmósfera que genera la precipitación nival en nuestra cordillera”.

El experto dice que hasta el 27 de mayo no se han registrado nevadas, por lo que “sólo existen las masas de hielos permanentes que por su condición no aportan al escurrimiento del Río San Juan, excepto en caso de un evento de calentamiento anormal de la atmósfera o se realice su destrucción artificial”.

Como en 1810

Ante la consulta de hasta cuándo duraría la sequía, Dölling comenta que, según sus análisis estadísticos, el próximo ciclo solar será de baja intensidad. “Estamos en el equivalente vivido entre 1810-1820, que se denominó Mínimo de Dalton –revela-. La actividad solar, las manchas solares, están correlacionadas directamente con los escurrimientos del Río San Juan. Esto implica que en la década 2020-2030 la tendencia estadística es hacia un escurrimiento medio de 920 Hm3, con fluctuaciones entre 1.500 Hm3 y 450 Hm3. Es decir que seguiremos teniendo escurrimientos bajos a muy bajos, tal y como los hemos observado entre 2010 y 2020”.

Imagen de la Cordillera: gentileza de la periodista Belén Ceballos