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Presupuesto y ciencia

“Los planes tecnológicos de un país siempre apalancan la actividad de las pymes”

Roberto Salvarezza, ex presidente del CONICET y destacado científico argentino, habló en Xama TV durante su visita a la UNSJ.

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El Dr. Roberto Salvarezza, presidente del CONICET entre 2012 y 2015 y actual diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires, estuvo reunido con investigadores de la UNSJ en el Edificio Central de esta casa de altos estudios. En ese encuentro el tema fue la delicada situación presupuestaria que atraviesa el sistema universitario nacional y el sector científico del país. Salvarezza es un destacado científico en la nanociencia y la nanotecnología. Egresó como bioquímico, en plena dictadura, de la Universidad de Buenos Aires.

-¿Cómo fue egresar en 1977 en una universidad pública?

-Fue una época extremadamente difícil. Yo había participado como miembro del Centro de estudiantes. Lo que sucedió desde 1976 nos marcó a todos, incluso con compañeros que murieron en esa época. Lo recuerdo con angustia. Nos ha marcado a muchos.

-¿Recuerda problemas presupuestarios en las universidades?

-Yo egresé en el ’77 y fui a trabajar en un instituto del CONICET. Los militares en esa época priorizaron al CONICET sobre la universidad porque trataron de aislar al científico de la actividad universitaria, así es que ese centro mantuvo su actividad medianamente. Pero las universidades fueron castigadas presupuestariamente y hubo pérdidas de libertades democráticas. Después recuerdo la situación presupuestaria complicada en la hiperinflación del ’89 cuando, si bien el presidente Alfonsín había puesto a Sadosky (Manuel) como secretario de Ciencia y Tecnología, una eminencia, la parte económica no acompañó la gestión de Alfonsín. Terminamos con hiperinflación y con los sueldos de los investigadores absolutamente degradados. En ese momento yo tuve que irme del país. Estuve cuatro años en España. Era muy difícil ser científico y sobrevivir en la Argentina. Cuando volví, en el ’92, fue otra etapa larga de decadencia de la ciencia argentina con la etapa neoliberal; realmente sentíamos que los científicos sobrábamos en el país.

-¿Cómo evalúa la cuestión presupuestaria actual en el sistema universitario, en el sistema científico del país?

-La veo con muchísima preocupación. En un mundo competitivo, la innovación y la tecnología son fundamentales; entonces en años anteriores hubo que fortalecer las universidades y todos los organismos de ciencia y técnica. Hablo del CONICET pero también del INTA, del INTI, de la Comisión de Energía Atómica, de la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales. Bueno, todo ello fue financiado fuertemente entre 2003 y 2015. Y ahora notamos que esta determinación de que la ciencia es importante en el país lamentablemente se ha perdido, ya no es política de Estado, no existe la política en ciencia y técnica. Vemos que en estos tres años se ha reducido en forma notable la inversión que hace el Estado en ciencia y tecnología con una reducción, en porcentaje, del Presupuesto del 1,5 en 2015 a 1,1 que es el que nos va a tocar en 2019. Es un presupuesto que va a congelar la actividad científica.

-Teniendo en cuenta esto, hoy se hace necesario que las universidades y los centros científicos muestren a la sociedad sus trabajos…

-Sí, exactamente. Me parece que uno de los grandes temas es mostrar a la sociedad que hoy estamos en la etapa de la economía del conocimiento. El conocimiento es fundamental en el desarrollo de los países. Un ejemplo muy claro es lo que ha pasado ahora con Atucha III, que es parte del plan nuclear argentino. Se iba a construir en la zona de Zárate e implicaba el trabajo de muchas pymes nacionales de alta tecnología que iban a proveer todo el soporte para la construcción de la central. Lamentablemente se decidió no hacer Atucha III y hoy tenemos más de 800 despidos en la UOCRA y en la UOM, que son los trabajadores de toda el área de Zárate. Los planes estratégicos de un país, los planes tecnológicos, siempre apalancan la actividad de las pymes de alta tecnología y empleos calificados. Si eso se cae, tenemos no sólo una pérdida de soberanía en cuanto a la capacidad de Argentina de desarrollar su propia tecnología, sino que también pegamos en el corazón del país.