Los fundadores de San Juan nos legaron una patria común. Antes de ellos transcurre nuestra protohistoria, la de nuestros antepasados.
Teresa Asencio (hija de Huarpe) y uno de los fundadores de San Juan, don Juan Eugenio de Mallea son el origen seminal de nuestra especie. A través de la fundación de San Juan, conscientes o no conscientes de ello, sus fundadores nos legaron una patria común. Antes de ellos transcurre nuestra protohistoria (primera historia), la historia de nuestros antepasados.
Por Elio Noé Salcedo
La historia de los sanjuaninos comienza con la unión de Teresa Asencio (hija de Huarpe) y uno de los fundadores de San Juan, don Juan Eugenio de Mallea. Ambos son el origen seminal de nuestra especie, pues como dice el nicaragüense Rubén Darío, “somos hijos de la mezcla”. Es más, a través de la fundación de San Juan, conscientes o no conscientes de ello, sus fundadores nos legaron una patria común. Antes de ellos transcurre nuestra protohistoria (primera historia), la historia de nuestros antepasados.
Dedicaremos este espacio al legado huarpe, dentro de nuestro limitado conocimiento, pues, como bien dice Belén Ceballos en su trabajo inicial sobre pueblos originarios, “estos estudios… en relación con la cultura y las comunidades aborígenes son escasos en el contexto de las publicaciones locales” (1). Por otra parte, “si se analiza el contexto nacional en torno a los pueblos originarios –reflexiona Ceballos-, durante más de cinco siglos han atravesado por un camino que los ha obligado a ocultarse para evitar la discriminación y la persecución”. No obstante, en muchos casos, los pueblos originarios estuvieron presentes en las luchas por la Independencia y fueron sujetos de derechos para los Libertadores latinoamericanos, desde San Martín a Bolívar y desde Artigas a Morelos en México. La derrota posterior del proyecto de los Libertadores, es otro tema.
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