Uno de los hallazgos del tema de tesis de Victoria Galoviche, egresada de la Maestría en Políticas Sociales.
Nota de Fabián Rojas
La tesis se llama “Masculinidades y Salud sexual y reproductiva. Las percepciones y estrategias de involucramiento masculino desde el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable de San Juan”. En ese trabajo, con el que Victoria Galoviche se convirtió en la primera egresada de la Maestría en Políticas Sociales de la UNSJ, buscó observar los comportamientos de los varones en lo referente a salud sexual y reproductiva en relación a programas públicos. “Los agentes técnicos (médico/as, enfermero/as, trabajadores/as sociales) de la salud se están dando cuenta de la necesidad de que los varones acompañen a sus familias o vayan ellos a tratar su propia salud”, dice Galoviche, quien dedicó dos años a su trabajo de investigación.
El Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (PNSSyPR) se comenzó a implementar en 2002. La investigadora lo define en su trabajo como una política nacional que consagra la garantía de los derechos sexuales y reproductivos, que además acuña los conceptos de salud sexual y reproductiva como categorías separadas entre sí. En San Juan, por supuesto, se implementó el programa; a su manera, claro, al menos al principio.
Madre y sólo madre
En la provincia de San Juan la implementación del PNSSyPR se realizó pensando en que sólo es una cuestión de mujeres. Mediante la aprobación de una Resolución Ministerial, en 2003 se creaba el denominado “Plan Mujer”. “Esa sigue siendo su denominación hasta ahora, lo cual ya marca toda una línea de orientación que siguió en San Juan. Es decir, que esto se abocó solamente a la mujer y a la mujer como madre, como si no hubiera otro destino para una mujer. Entonces la figura del varón está bastante desdibujada, salvo que él vaya por motus propio, aunque hay unos pocos casos en que sí lo hacen”, refiere Galoviche.
El Programa en esta provincia actualmente trabaja con el sector público, tanto en hospitales como distintos centros de salud del Gran San Juan y departamentos alejados. Galoviche señala que durante la etapa de recolección de datos de su tesis no registró falta de entrega de elementos como preservativos, anticonceptivos, etcétera. “Pero también hay sectores que incluyen ciudadanos comunes y profesionales de la salud que por cuestiones religiosas ponen una barrera a la entrega de estos elementos”, dice la investigadora. En esa misma línea, en 2006 la entrega de esos elementos estuvo suspendida, en San Juan no se distribuían ni se colocaban dispositivos intrauterinos, por ejemplo. Hoy, al menos en esto, parece haber quedado atrás el Medioevo. [...]
Leer la nota en Revista La U