El analista internacional Sergio Guzmán considera que en Moscú lo que “ha tenido un valor fundamental es el interés de la seguridad”.
Finalmente, Rusia abrió fuego contra Ucrania, luego de días de tensión tras declaraciones, reuniones, avances y retrocesos de líderes del mundo. Comenzaron las “operaciones militares especiales". “Lo que ha puesto Rusia en juego son sus intereses. Ha considerado las sanciones económicas y políticas, y lo que ha sopesado y ha tenido un valor fundamental es el interés de la seguridad”, manifestó el especialista en Política Internacional Sergio Guzmán, docente de la UNSJ.
Guzmán asegura que el presidente ruso Vladimir Putin pone sobre la balanza una cuestión de seguridad de su país. Y es que, desde la caída del Muro de Berlín, Europa occidental no ha parado de avanzar sobre las fronteras rusas. “Rusia no puede tolerar que cerca de sus fronteras existan equipamientos bélicos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), concretamente, dentro de Ucrania. Por este motivo ha avanzado en apoyo a las repúblicas autónomas proclamadas anteriormente (Donetsk y Lugansk) y les ha brindado su reconocimiento”, dijo.
El politólogo considera que para que haya un cese del fuego, al menos hoy la situación es complicada: “Las dos partes están muy firmes en sus posiciones. Rusia pide garantías de que Ucrania no forme parte de la OTAN, que se retiren los asentamientos y bases militares que la OTAN ha colocado cerca de las fronteras rusas. Una y otra parte están rígidas en su posición. La historia nos ha demostrado que las situaciones bélicas se saben cómo empiezan pero no cómo terminan”.
Hay que recordar que en los últimos años Ucrania indicó su intención de ingresar como miembro de la OTAN. En 2013, cuando el presidente ucraniano Yanukovich decidió el no ingreso de Ucrania, hubo movilizaciones de la oposición que provocaron la salida de Yanukovich. Fue en 2014 y eso en Occidente se conoció como Revolución Naranja. En Rusia, como golpe de Estado.