Son quienes alcanzaron la más alta distinción que se puede conseguir durante la vida de estudiante: llevar la Bandera Argentina y representar a su facultad en todos los actos oficiales.
Lejos de
transitar estos días previos a la ceremonia de cambio de Cuerpos de Bandera
inmersos sólo en la emoción de haberlo logrado, ellas y ellos no paran.
Trabajan, estudian, hacen deporte y vida en familia como en cualquier momento,
con la misma intensidad y el mismo espíritu. Sin embargo, se tomaron un tiempo
para reflexionar sobre algo que sin duda marcará sus vidas de ahora en más.
Mientras
transcurre el último año de la carrera de Ingeniería Industrial, Sol Conte Grand
reparte su tiempo entre el estudio y la práctica profesional, casi un ensayo
para salir al mundo laboral. También dedica tiempo al hockey, el deporte que
empezó a practicar a los 7 años y que hoy le permite pertenecer a la Primera
del Club Universitario. Es la mayor de tres hermanos y es consciente de que sin el
apoyo de su familia (papá, mamá y dos hermanos menores), este camino hubiera
sido mucho más difícil. Antes de empezar la charla, aclara que su lugar portando
la Bandera de la Facultad de Ingeniería, obedece a que quien alcanzó ese lugar,
Renzo Ariel Rubiño, estudiante de Ingeniería Electrónica, se encuentra cursando
una beca de estudios en la Escuela Politécnica Superior de la Universidad
Autónoma de Madrid, donde permanecerá 9 meses.
“Elegí estudiar
Ingeniería Industrial porque siempre me interesó entender los procesos y la
forma de mejorarlos. Además de estudiar, estoy haciendo la práctica profesional
en Veladero, en el área de Supply Chain. Siempre me interesó la parte técnica,
los números y las ciencias exactas”, dice. Respecto de la inserción de su carrera
en la sociedad, opina que tiene mucho por aportar a la sociedad. “La Ingeniería
Industrial ofrece una mirada integral porque conecta lo técnico y lo humano. No
solo se trata de hacer que los procesos sean más eficientes, sino que funcionen
bien, de forma organizada y sostenible y logrando productividad. Busca que las
cosas se hagan mejor, con criterio y con una mirada a largo plazo”, asegura.
Respecto de ser
abanderada, Sol define a la excelencia como “algo que va mucho más allá de los
resultados”. “Tiene que ver con la constancia, la responsabilidad y el
compromiso de aprendizaje de los estudiantes. Tiene que ver con desarrollar
habilidades prácticas y poder mantener una participación activa en la vida universitaria.
Y creo que la Universidad Nacional de San Juan tiene un rol fundamental
acompañando este proceso y formando profesionales que sean comprometidos, con
valores y con vocación de aportar a la sociedad. Para mí, es un honor poder llevar
la enseña patria, es un reconocimiento al esfuerzo y al tiempo dedicado al
estudio, con gran apoyo de mi familia, mi novio, mis amigos y la institución.
Lo veo como una gran motivación para seguir creciendo, con la misma dedicación
y responsabilidad, tanto en lo profesional como en lo personal. Estoy muy
contenta de poder estar acá hoy en día”.
Roberto Daniel
Robles, hijo de Marisa y
Pedro, es el nuevo abanderado de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes
y cursa el Profesorado en Filosofía. Con palabras apasionadas, explica: “Es difícil
responder sobre la función de la Filosofía en la sociedad, ya que los filósofos
la han definido como cosas muy distintas a lo largo del tiempo. Lo que sí se
puede es caracterizar a la Filosofía, sobre lo cual el ejercicio del pensamiento
filosófico se puede caracterizar como un pensamiento crítico, en el sentido de
crítica de lo que se dice. Esto lo explica muy bien Néstor Cordero, quien
sostiene que ya en Parménides, existía la idea de un pensamiento crítico. La
filosofía es un ejercicio de pensamiento que involucra un esfuerzo de ir más
allá de lo que se dice y de los prejuicios. Yo diría que no se trata de que la
Filosofía aporte algo a la sociedad, sino que propone un ejercicio de
pensamiento crítico”.
Acerca de la
excelencia, Roberto afirma que: “Me gusta mucho la palabra excelencia, creo que
es una preocupación que está presente en gran parte de los filósofos. La noción
de excelencia está fuera de cualquier lógica empresarial, por ejemplo, o de
competitividad. El ejercicio del filosofar encuentra su perfección cuando puede
ser un diálogo respetuoso entre personas que buscan desinteresadamente una
verdad. El motor de esta búsqueda es el amor, un amor que tiende hacia lo
espiritual, como se ve en Platón”.
“Tomo el hecho de
ser abanderado -concluye- con agradecimiento. Espero que este reconocimiento
enaltezca, más que a mí, a las personas sin las cuales me habría sido imposible
llegar a esto. Espero tomarlo de una manera que me permita practicar una mayor
humildad, gratitud hacia los otros e incluso desprendimiento de la necesidad de
aprobación”.
María Gabriela
Hernández Rodríguez,
nueva abanderada de la Facultad de Ciencias Sociales, acompaña su último tramo
de formación en Comunicación con su trabajo como auxiliar de 2da categoría en
la cátedra de Producción de Contenidos Sonoros y Radiales II. Desde ese lugar,
sostiene que la Comunicación es “uno de los pilares fundamentales de la sociedad,
una condición necesaria para el desarrollo de todos los aspectos de nuestra existencia.
Desde su campo, estudiamos, investigamos y trabajamos en los múltiples procesos
a través de los cuales circula el sentido. Comunicar no es solo transmitir información,
sino construir realidad. Es participar en la creación de significados que nos
constituyen como sujetos sociales”.
Acerca de la
importancia de su campo de actuación, expresa que: “Como futura comunicadora,
espero aportar a la sociedad una mirada crítica acerca de los sentidos que
circulan en ella, participando en diversos sectores, promoviendo el derecho
humano a la libre expresión y ayudar a construir una comunicación plural, ética
y responsable”.
“La excelencia
académica -dice- debería ser un objetivo para cada estudiante, en el sentido de
apostar por el esfuerzo, el estudio y la voluntad que ayuda a superara los
obstáculos. Superarnos a nosotros mismo y tratar de vencer la frustración
cuando algo no sale bien. Es poner el corazón, la pasión y la energía para
aprender y en el futuro, contribuir a mejorar los espacios que habitemos”.
Sobre su nuevo
rol de abanderada, María Gabriela expresa que le genera una gran felicidad. “Es
para mí un reconocimiento muy importante. Agradezco a mi familia por su
constante apoyo y agradezco a mis docentes porque pienso que este logro es el
resultado del esfuerzo de muchas personas. Portar la Bandera es un incentivo
muy grande, que me ayudará a seguir aprendiendo y devolver todo lo que me
brindó la Universidad. Significa un impulso para seguir persiguiendo mis metas
y sueños, con pasión y compromiso por mi provincia y mi país”, asegura.
Mientras cursa el
último año de la Licenciatura en Enfermería y trabaja en el Hospital Rawson,
área Pediatría, la enfermera universitaria Claribel Soria es la nueva
abanderada de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud. Hija de Gustavo
y Roxana y hermana de Uriel, Claribel es categórica al afirmar que eligió esa
carrera porque le gusta acompañar, cuidar y estar presente en momentos
importantes de la vida de las personas. “Creo que la Enfermería le aporta muchísimo
a la sociedad, más que con cuidados físicos, aporta compromiso, empatía,
humanidad y contención. Es mi motivación para marcar una diferencia desde el
respeto”.
También dice que “la
excelencia tiene que ver con aprender de verdad, comprometerse y aplicar lo
aprendido con responsabilidad. Los estudiantes tenemos que buscar mejorar en lo
académico y lo humano, porque ser excelente también es tener valores y empatía.
Por eso, ser abanderada es el resultado del esfuerzo y el amor que tengo por lo
que hago. Me va a motivar a seguir creciendo y trabajando, y a representar con
responsabilidad y orgullo a la EUCS. Es una oportunidad muy grande para ser
ejemplo y demostrar todo lo que se puede lograr, portando nuestra Bandera
Argentina”.
Como estudiante
avanzada de la carrera de Biología, la nueva abanderada de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales,
Ana Inés Guerra Rodríguez asegura que “desde el ámbito de la Biología,
tenemos mucho que aportar a la sociedad, desde el cuidado del medio ambiente
hasta encontrar soluciones innovadoras o comprender el entorno que nos rodea a
través de la investigación”.
“La excelencia
académica no es sólo sacarse buenas notas. Se trata de un compromiso y un
esfuerzo por estudiar cada día. Reconozco que mi contexto me permitió estudiar
y cada estudiante atraviesa la Facultad de acuerdo con sus posibilidades. La
excelencia es, por ejemplo, estudiar de modo constante mientras se trabaja. Por
eso, ser abanderada es un reconocimiento muy especial que me llena de orgullo y
también un recordatorio de la responsabilidad de seguir creciendo y representar
a todos los que me han acompañado durante la carrera”, expresa.