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La batalla de Maipú y la otra guerra

Librada el 5 de abril de 1818, tras la derrota del ejército realista, fue la última batalla del Ejército de los Andes en suelo chileno.

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Como alguien dijera con acierto, la guerra es la continuación de la política por otros medios, en tanto como reconociera un precursor del revisionismo histórico en la Argentina, principios e intereses son los “motores y determinantes de los hechos históricos”. Son precisamente los principios e intereses colectivos o particulares –en un sentido u otro- los que conducen la guerra y dirigen los pasos de la generación de la Independencia. La guerra continental Queda claro que la batalla del 5 de abril de 1818 en los campos de Maipú, tras la completa derrota del ejército realista allí apostado, fue la última batalla del Ejército de los Andes en suelo chileno. Ello independizó definitivamente de España tanto el territorio trasandino como el del Río de la Plata, pues éste, aunque relativamente distante y a trasmano, siempre estaba amenazado por la presencia realista en Chile. El abrazo del Gral. San Martín y del Gral. O’Higgins en el campo de batalla –al que el Director Supremo de Chile acude a pesar de estar todavía convaleciente de su herida en Cancha Rayada-, no es sino la afirmación del esfuerzo y causa común, compartida por supuesto con Simón Bolívar. De hecho, liberada Venezuela del poder español el mismo año de 1818, Bolívar dirigía una proclama a las Provincias del Río de la Plata para continuar la lucha por la unidad de América Meridional. Dos años después de la Batalla de Maipú, una vez más en un todo de acuerdo San Martín y O’Higgins, la Escuadra Libertadora zarpará hacia el Perú desde Valparaíso para ocupar Lima y Callao, tratando de coronar así el esfuerzo combinado con las fuerzas del Gral. Bolívar, que avanzaban desde el norte hacia el mismo punto de confluencia. A esa altura, Bolívar había logrado la liberación de Colombia y Venezuela tras sus brillantes victorias de Boyacá (1819) y Carabobo (1821), sus tropas se acercaban al Perú y su lugarteniente Antonio J. Sucre había emprendido la liberación de Ecuador. Estando ya en Perú, San Martín enviará una columna auxiliar a las órdenes de Santa Cruz, que participa en las victorias de Riobamba (abril 1822), Pichincha (mayo 1822) y en la ocupación de Quito (junio 1822). (...) Leer la nota completa "La batalla de Maipú y la otra guerra" en