El historiador Claudio Vera relata detalles de cómo la provincia se convirtió en el primer asiento de la orden religiosa de la que todos hablan, en tiempos de la colonia.
La playa de estacionamiento que comprende casi toda la manzana delimitada por las calles Avda Ignacio de la Roza, Entre Ríos, Mitre y Sarmiento, terreno que perteneció al Arzobispado de San Juan y que fue vendido recientemente, fue el emplazamiento donde se estableció la Orden Religiosa de los Agustinos en San Juan, en el siglo XVII. El dato pasaría inadvertido si no fuera porque León XIV, el nuevo Papa de la Iglesia Católica, pertenece a esta Orden.
Así lo revela el historiador Claudio Vera, quien relata los detalles de la presencia de los agustinos en San Juan. “Los agustinos llegan a América de la mano de España durante la conquista. Llegan a Chile y desde ahí se produce la fundación de los conventos en lo que hoy es territorio argentino. El primer convento en territorio rioplantenses lo fundan aquí, en San Juan, en 1642. Sólo van a estar en Mendoza y en San Juan, extendiéndose al resto del país recién en el siglo XX. Por la presencia importante que tenían, se va a elevar en 1724 el convento de San Juan como noviciado y casa de estudios. Esto quiere decir que todos los jóvenes que querían entrar a la Orden, tenían que venir a San Juan”.
“Hay dos momentos de las Órdenes Religiosas en nuestro territorio: la época de esplendor, en la etapa colonial, y la época de la Independencia. Los agustinos se adhieren en un primer momento al movimiento independentista, poniendo a disposición todos los bienes para el nuevo orden a partir de 1810. Sufren un quiebre en 1823 a partir de las leyes de Salvador María del Carril, quedando la orden muy herida. En 1877 el Estado Provincial le cede al entonces Obispado, el terreno que perteneció a la Orden y que se transformó en el Seminario Conciliar de Cuyo, que cae en el terremoto de 1944”, explica el historiador. (ver foto)
Respecto del fundador de la Orden Claudio Vera señala que “San Agustín es doctor de la Iglesia. Fue obispo de una diócesis en el Norte de África, converso al cristianismo, fundador de una línea que aborda la historia de lglesia desde una mirada espiritual. En el caso de León XIV, el hecho de pertenecer a esta Orden lo llevó a andar por el mundo, cumpliendo una importante labor pastoral en Perú. Estuvo en la Argentina en dos oportunidades, en 2004 y en 2013”.