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Posgrado

Especialización en el patrimonio arqueológico andino

En este proyecto interinstitucional, los estudiantes vinculan la arqueología, la historia y la arquitectura a otras áreas disciplinares.

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“Junto a la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño (FAUD) se dicta, desde el año pasado, esta especialización en “Patrimonio Arqueológico de Paisajes Culturales de los Andes Meridionales” que está destinada a profesionales de distintas áreas que se quieran relacionar con la Arqueología”, cuenta la Dra. Teresa Michieli, a cargo del programa de la carrera. “En este momento hay arquitectos, historiadores, artistas visuales, docentes de historia del arte que se capacitan en problemas arqueológicos, para poder vincular su área disciplinar con la arqueología y asimismo interpelar a ésta en aspectos que pueden ayudar a su propio desempeño”, agrega Michieli, quien es además, directora del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo “Prof. Mariano Gambier” (IIAM) dependiente de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (FFHA).

El programa de Posgrado “Especialización en el Patrimonio Arqueológico de Paisajes Culturales de los Andes Meridionales”, es una carrera interinstitucional dependiente de los Departamentos de Estudios de Posgrado de la FAUD y de la FFHA de la UNSJ. La carrera, que está destinada a graduados que deseen incorporar la arqueología a su área de estudio e investigación, se cursa en el IIAM, ubicado en Ruta 40, entre Progreso y Calle 5, en el departamento Rawson.

La especialización se estructura en materias arqueológicas y materias arquitectónicas, que se reúnen con la arqueología histórica, abarcando desde la prehispánica a la industrial. Está planteada en tres semestres, pero es posible que el Comité Académico de la especialización pida su extensión a 4 semestres, es decir 2 años. Tiene 6 módulos obligatorios y otros más que son electivos, de los cuales los alumnos tienen que elegir 2, y deben presentar un Trabajo Final Integrador (no tesis).

En octubre o noviembre se abrirá la inscripción para la segunda cohorte que empezaría en 2018. En el dictado de la carrera participan varios profesores visitantes.


Conocer el pasado

¿Para qué estudiar el pasado desde la arqueología, hoy? El conocimiento del pasado en todas las etapas históricas es importante para comprender el comportamiento de la sociedad en la relación de ésta con el medio ambiente. “En el caso de San Juan, que habitamos un desierto, obtenemos muchas enseñanzas de cómo los grupos prehispánicos o indígenas pudieron vivir con una tecnología que consideraríamos elemental desde nuestro punto de vista. Y que, sin embargo, consiguieron cultivar en zonas que aun hoy, con el riego por goteo, no se pueden cultivar. Hay técnicas apropiadas que se desarrollaron en determinado momento para solucionar problemas concretos y, aunque con diferencias en cada uno de los ambientes de la provincia de San Juan, se aplicaron para obtener los mismos resultados”, explica Teresa Michieli.


El paisaje como actividad cultural

La Unesco considera “paisaje cultural” a bienes culturales que representan las “obras conjuntas del hombre y la naturaleza”. El paisaje cultural muestra la evolución de la sociedad y sus asentamientos a lo largo del tiempo, condicionados por las limitaciones y las oportunidades físicas que presenta su entorno natural y por las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales.

Se define paisaje cultural “fósil” a aquel cuyo proceso evolutivo concluyó en algún momento del pasado, pero sus rasgos característicos son todavía visibles materialmente. En tanto que “paisaje activo”, es aquel que aún conserva un papel social activo en la sociedad contemporánea relacionado con el modo de vida tradicional, y cuyo proceso de evolución sigue activo. “Un ejemplo de esto, y considerado único como fenómeno, son las veranadas chilenas en el alto valle cordillerano en el departamento Calingasta. Es una actividad tradicional del siglo XVII, que se sigue haciendo porque las condiciones ambientales y geográficas, tanto de la cordillera chilena como de la nuestra, posibilitan ese único modo de explotación por parte de los pastores chilenos de cabras”, explica la doctora Michieli.