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Alfonsina Storni, hija adoptiva de San Juan

La serie "Mujeres sanjuaninas" trae a la memoria mujeres que con valentía y convicción señalaron otros caminos.

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Por Elio Noé Salcedo Aunque Alfonsina Storni no es argentina, y, obviamente, tampoco sanjuanina, figura en este rescate histórico porque San Juan la adoptó como una de sus hijas dilectas durante los primeros ocho años de su apenas cuadragenaria existencia. En esos años de su estancia en San Juan, Alfonsina aprendió las primeras letras, que le alcanzarían luego su merecida fama de escritora y poetisa al lado de otras mujeres destacadas de su época y de su profesión como Gabriela Mistral (chilena) y Juana de Ibarborou (uruguaya). Había nacido en 1892 en Tesino, la Suiza de habla italiana, y llegó a San Juan con sus padres en 1893. Sus padres ya habían vivido en San Juan. Aquí habían nacido sus dos hermanos anteriores, por lo que la provincia resultaba de una u otra manera el hogar de sus padres. En San Juan, según cuentan sus biógrafos, Alfonsina pasó sus primeros años “atrapada por la magnificencia de los Andes y las arboledas de Puyuta”, y aquí comenzó sus estudios primarios*. Asistió al Jardín de Infantes de la Escuela Normal de Maestros y realizó sus estudios primarios en esa misma escuela, hasta 1900. Allí dejó gratos recuerdos como recitadora. Siempre dirigida por su madre, aprendió a recitar y cantar con excelencia versos infantiles, como se la recordaría en los medios festivos sanjuaninos. Tenía a quien salir, pues doña Paolina (la madre de Alfonsina) se destacaba por sus condiciones artísticas, sobre todo de cantante. Por la brillante escenificación de “La infancia de la Argentina” en el día patrio, el diario local “La Unión” reconocería en Alfonsina (26/05/1900) la “relevante personalidad artística y el excepcional dominio interpretativo de la precoz educanda”. En su poema “El canal”, incluido en uno de sus ocho libros de poesías, Alfonsina recordaría el hogar cercano a la Escuela, por cuyo fondo pasaba el canal que proveía de agua de riego y refresco al vecindario. [...] Leer en Revista La U