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Fray Justo, hijo de su tiempo

Justo Santa María de Oro fue fraile, independentista, diputado republicano, revolucionario y además, Obispo de Cuyo y Vicario Apostólico.

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Justo Santa María de Oro fue fraile, independentista, diputado republicano en el Congreso de Tucumán, y además, sin haber dejado de lado sus ideales revolucionarios, fue Obispo de Cuyo y Vicario Apostólico. Por Elio Noé Salcedo Aparte de ser un reconocido fraile, prior de la Congregación de los Dominicos en Chile y Cuyo, Fray Justo Santa María de Oro fue un político revolucionario en una época revolucionaria. Una de las figuras más eminentes del movimiento independentista, considerado “liberal” por sus superiores religiosos, sería desterrado varias veces de su lugar de residencia por razones políticas. Fray Justo sostenía la sujeción del orden religioso al orden civil; patrocinaba la independencia respecto a España, y también a Portugal, país éste que asolaba las misiones jesuíticas y codiciaba la Banda Oriental; impulsaba la autonomía e igualdad entre las provincias agrupadas en el Virreinato del Río de la Plata; incentivaba la igualdad de derechos o autonomismo frente a Buenos Aires, que pretendía dominar y subyugar a las provincias interiores; era partidario de la reforma social y agraria; creía fervorosamente en el derecho de los pueblos a elegir a sus gobernantes y a gobernarse a sí mismos; en esa línea, promovía la conformación de una confederación de alcance suramericano, en coincidencia con la idea de San Martín y Bolívar de rescate de la Patria Común. Como una síntesis de su pensamiento, comulgaba en todo con las ideas del oriental José Gervasio de Artigas, por lo que se lo ha considerado también el primer artiguista de Cuyo. La idea de federación artiguista estaba en consuno con la idea de unidad continental pues, como bien dice Alfredo Terzaga –historiador nacional de Córdoba- así “como la autonomía regional está en la base de la idea federal, también la unidad nacional justifica y da su sentido a la misma idea, pues sin unidad nacional no hay para qué federarse”. A propósito de la elección del Dr. José Ignacio de la Roza como Teniente Gobernador de San Juan, el Cabildo Abierto del 26 de abril de 1815 comunicada al Gral. San Martín, Gobernador de Cuyo -cuestionado por Buenos Aires-, que San Juan elegía seguir bajo el “gobierno de su Protector erigido por la voluntad general de los pueblos”. El historiador sanjuanino Héctor Domingo Arias confirma que en aquellas circunstancias, “la terminología muestra la influencia artiguista, al igual que el contenido: San Martín Protector por la voluntad de los pueblos”. Cabe subrayar, que una de las ideas que estaban en la raíz del pensar autonomista-en épocas en que no había voto universal y secreto y que “una lanza equivalía a un voto” (como señalara con acierto Gabriel del Mazo)-, era el principio que respondía al lema: “El voto de los pueblos no puede demostrarse sino por una voz viva”. [...] Leer es revista La U