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La última guerra inca

Memorias del Tahuantinsuyu: la disputa por la sucesión del emperador Huayna Cápac.

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Al morir el emperador Huayna Cápac -nieto de Pachacuti- comenzó la disputa por la sucesión entre los hermanos Huáscar y Atahuallpa. Esta es la crónica breve de esa guerra.

Por Elio Noé Salcedo

Solo comparable con la “efectividad” de la Inquisición, eran las represalias entre dinastías o panacas. Las resistencias siempre presentes a la hora de la sucesión del nuevo Sapa Inca, obligaban a proceder expeditivamente matando a veces a pretendientes desleales y sus cuantiosas mujeres, aunque fuesen hijos del Inca. Comúnmente eran varios, fruto de la relación entre el Inca y sus mujeres o concubinas.

Si Ticci Viracocha había elegido la sangre de una panaca para gobernar a su pueblo, esa elección obligaba a defenderla: “negarla traería inmensos males para todos”, empezando por los integrantes de la propia panaca elegida. Consolidado el poder, “las familias dinásticas, las panacas, conservaban la autoridad para discernir sobre el gobierno y la legitimidad divina”.

La elección de Viracocha tenía absoluta correspondencia con la inteligencia, el talento y las habilidades adquiridas por el elegido (entre las cuales se destacaba la memoria, tratándose de una cultura oral, y la fuerza o poder persuasivo), aparte de su sangre real. Tampoco había nobleza sin sabiduría, y ella “era el don de interpretar esa unidad de cielo y tierra, de los hombres y las cosas, las montañas y los ríos”. [seguir leyendo]

Imagen: https://anthropologyandpractice.com

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