Maximiliano Martínez, magíster en Historia de la UNSJ, reflexiona sobre el conflicto armado en el Sur argentino
Mario Benjamín Menéndez firmó la rendición argentina en la Guerra de Malvinas y el conflicto que había iniciado el 2 de abril de 1982 terminó así después de 74 días, el 14 de junio. La guerra impulsada por el gobierno de facto de Leopoldo Galtieri contra la Inglaterra de Margaret Thatcher dejaba 649 soldados muertos por el lado argentino y 255 por la parte británica.
“Me gusta pensar que son 40 años de uno de los últimos conflictos de la Guerra Fría. Malvinas fue un enfrentamiento donde influyeron diferentes causas terminaron favoreciendo y desfavoreciendo a diferentes sectores, desde puntos de vista económico, político, social, cultural. Malvinas hoy es una herida para la Argentina y va a tardar en sanar mientras no vuelvan a ser nuestras”, expresó Maximiliano Martínez, magister en Historia de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la UNSJ.
Martínez recordó que, en el tiempo de la Guerra, Margaret Thatcher en Inglaterra “no pasaba por un buen momento político, ya que tenía demasiados levantamientos sociales por problemas económicos, y Argentina atravesaba por el momento más negro de su historia, como fue la última dictadura militar”. “Se conjugaban factores que terminaron favoreciendo a Thatcher, que la convirtieron en la ‘dama de hierro’ y la volvieron en una de las mujeres más importante del Siglo XX”.
El especialista señaló que la Guerra de Malvinas “demostró quiénes nos acompañaban y quienes no. Se sabe que durante la Guerra de Malvinas solamente tuvimos el apoyo de Perú, todos los demás países del Continente en aquel momento no nos apoyaron; Estados Unidos tampoco. Argentina participaba en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y ninguno de los países americanos y latinoamericanos decidió acompañarnos, excepto Perú. Y, a pesar de que Estados Unidos había apoyado y fomentado el golpe de Estado de 1976, no le fue lo mismo apoyar a Argentina que apoyar a su madre fundadora, Inglaterra, y una de las integrantes de la Organización del Atlántico Norte”.
Militarmente, armarse otra vez para una guerra contra Inglaterra “sería una locura y mucho más en un gobierno democrático”, consideró Martínez. “Argentina prácticamente tiene un bloqueo para la compra de armas a Occidente”, explicó.